Cuando hablamos de talento podemos dirigirnos siempre a las múltiples actividades, políticas y oportunidades que cualquier organización, cualquiera sea su tamaño, pone a funcionar para sus empleados, considerados o definidos como talentosos. Existen talentos de diversos tipos, de mediano nivel, jóvenes profesionales, sucesores potenciales y otros, y por lo tanto, existen innumerables prácticas y buenas aplicaciones con resultados interesantes a analizar.
Y sin embargo, cuando queremos abordar este ámbito, la pregunta más relevante que más cuesta responder a los ejecutivos o lideres de equipo es: ¿talento para qué? y muy especialmente, ¿durante cuánto tiempo y con qué resultados?
Si miramos cuidadosamente podemos comprender que el talento no es más que habilidades actuales o potenciales de las personas con las que trabajamos representan y, sin lugar a duda, el propio para contribuir hacia otros en dicho propósito, pero también para crecer y evolucionar. Pero rara vez comprendemos realmente que retorno estamos hablando.
En entornos tan variables y de dinámicas tan aceleradas como las que observamos hoy en día, comprender que el talento no es una meta sino un flujo constante de inversión y generación de resultados, día a día y, más allá de lo extraordinario, parece indicar que las cosas empiezan a cambiar y cualquiera sea la política, herramientas y recursos disponibles, toca mirar la cotidianeidad con mucho más énfasis y con capacidad de deconstruir la perspectiva que hoy tenemos reemplazándola por otra más apropiada. Y especialmente altamente comprometida y dinámica.
Bajo este prisma, claramente empezamos a comprender el gran cambio de paradigma a enfrentar, y mucho más aun, las acciones que debemos implementar para avanzar en este proceso en nuestro lugar de trabajo y muy especialmente su dinámica. Entonces, reflexionar sobre las preguntas antes mencionadas, vale la pena para comprender exactamente cuál es mi realidad y que puedo esperar y, poco a poco, que acciones me atrevo realmente a desarrollar.
Entonces, para generar un flujo que es movimiento continuo, vale la pena reflexionar y actuar en algunos o todos de los siguientes ámbitos de modo dinámico y constante:
1. Poner los pies en la tierra. Reconocer qué significa el talento y para que, en nuestro equipo como mínimo. Que es el talento, quien y por qué, en mi ámbito de trabajo. Olvidar las barreras del talentoso y el no tanto, sino calificar las oportunidades de cada uno sacando lo mejor de su aporte en la organización. Sincerarse completamente y otorgar el valor correcto a cada uno porque finalmente todos conforman el equipo. Reconocer la trayectoria, experiencia, valores, habilidades y potenciales de cada integrante. Y sobre todo aportar en este análisis el corto y mediano plazo, el tipo de empresa, su cultura y proyección.
2. Honestidad personal. Reconocer mis propias habilidades y oportunidades de mejora como líder y muy especialmente el concepto de riesgo y compromiso con el que deseo involucrarme en la tarea cotidiana de desarrollar a otros. Desafiar mis propios límites y explorar la creatividad cotidiana de mis acciones. Abrirse a aprender con los demás cocreando ámbitos de crecimiento y oportunidad mutua.
3. Visión cíclica y dinámica. Mirar el proceso fluidamente y de modo constante, aceptando el entorno cambiante y de oportunidad que se va presentando. Incrementar la flexibilidad y creatividad momento a momento. Reconocer lo que funciona y lo que no sin considerar fracasos. Buscar retroalimentación constante.
4. Olvidando la retención como pertenencia. No a la retención estática sino a comprender que mientras las personas permanezcan en nuestra organización hay un intercambio de desarrollo y oportunidad. Centrarse en evaluar el compromiso, dedicación, contribución y desarrollo puntual. Generar vínculos genuinos de aprendizaje mutuo, compartir experiencias y trascender los lugares de trabajo puntuales creando redes menos subscriptas al puesto actual.
5. No encapsular, o al menos comprender que lo que sea definido no retiene sino solo da un contexto de oportunidad. Las personas son libres de elegir lo que deseen y responsables por ese hecho. No importa lo que tenga definido solo es un intercambio puntual. Sin embargo, invertir no solo es productivo a mi actualidad, sino que trasciende en el ámbito de ese profesional, donde sea que vaya. Pensar en el rédito puntual limita el desarrollo y la exploración de oportunidades.
6. Desafiar los estilos y oportunidades de liderazgo. Desafiar la comunicación real, honesta y empática, la escucha activa, de modo consistente, y generar oportunidades reales de exposición. Desafiar la cultura más allá de las posibilidades muy especialmente en los riesgos que estoy dispuesto a correr en la exposición de mi equipo y el mío personal. Cambiar nuestras creencias sobre lo que somos capaces de dar y recibir. Concebir los espacios de creatividad y las nuevas ideas.
7. Ampliar la perspectiva de las creencias. Consistencia y resiliencia. Consistencia para aplicar oportunidades en el día a día y resiliencia a los errores o bien a los cambios. Trascender, como aporte único de intercambio y creación de valor profesional. Permitir la permeabilidad de los diferentes estilos, aun cuando no me acomoden.
8. Actuar, Actuar y Actuar. Sin acción no hay avance ni transformación, por tanto, el compromiso es la consistencia de ir explorando acciones y resultados en consenso con quienes trabajamos. Aprender de los errores, corregir y avanzar. Co crear y celebrar cada avance compartido.
Entonces, reflexionar sobre estos puntos, clarificar donde estamos y a que estamos dispuestos y muy especialmente comenzar a actuar, permitirá crea el flujo constante de creación, cuidado, desarrollo y aporte de talento. Y a los resultados sin duda.
Por último, preguntar a quienes dirigen a otros, sin excusas del día a día y la imposibilidad del tiempo: ¿Cuánto de esto realmente estamos dispuestos a aportar? ¿Dónde te encuentras en este proceso? ¿Realmente hay disposición y acción para este nuevo paradigma? ¿Necito ayuda?
En cada líder esta la respuesta y, sin duda, y junto a sus equipos, los resultados. El Flow es la dinámica que creamos.
@Kupita Coaching & Consulting.